20 de octubre de 2010

El nombre del viento - Patrick Rothfuss




« Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz».
Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona.
He tenido más nombres de los que nadie merece.

Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie,
puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido

Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía.
Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado.
Los he comprado y he pagado por ellos.

Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber».

He robado princesas a reyes agónicos.
Incendié la ciudad de Trebon.
He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo.
Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar.
He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día.
He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.

Quizá hayas oído hablar de mí. »






Libro con una pinta muy interesante, lo llevo mediado, y aun así me ha encantado, ya contare mas cuando lo acabe... :D

PD: Añado un vídeo presentación, con el mismo texto.

Espero que os guste.
Un saludo...



17 de octubre de 2010

FOMARE!!!


Tic, Tac, Que pase el tiempo lo más rapido posible...

8 de octubre de 2010

Informe de mision. Parte 1.

Gareth de Lyonesse. Caballero del Rey Archival y la Reina Faunna de Travia.


Cabo de la Guardia de Travia.


Tras las últimas órdenes dadas, nos pertrechamos, y tras almorzar por última vez en la ciudad hasta dentro de mucho tiempo, partimos de la Capital de Travia.

El grupo que me ha sido asignado es cuanto menos peculiar, casi tanto como la misión que nos ha sido encomendada.

Mi mano derecha será un Chaman del dragón, llamado Darastrix, un hombre de noble cuna, bien equipado, que parece bastante bien preparado para la misión. Sus conocimientos sobre los secretos de los dragones, seguro que nos servirán de ayuda. Parece algo callado, pero poco a poco vamos teniendo una buena relación. Además, el peso de la misión también recae sobre sus hombros de alguna forma, así que debemos de hacerlo lo mejor posible.

Como representante del Templo de Idohia y de su fe, nos han enviado al Padre Leonard, un hombre algo mayor, pero que tiene un aspecto extraño, al mirarlo parece un hombre corpulento capaz de alzar el solo una catedral, y un instante después parece un hombre débil al que le cuesta llegar al siguiente latido de su corazón.

Le acompaña una joven, Natasha, de piel pálida, con el pelo largo, siempre tapada por una capucha, que según nos ha comentado es hija de un amigo de Leonard, y ahora hace las veces de ayudante, o quizá aprendiz. Según nos contó conoce bastante bien todo el continente, y es posible que nos sea muy útil si hay que tratar con comerciantes extranjeros. Parece muy reservada, a la vez que educada, y tras pocas palabras con ella creo que será una útil compañera.

Por último, nos acompaña un bárbaro, Durak, un hombre joven y fornido, cubierto de pieles de animales. Parece un noble compañero, poco cultivado, pero una buena espada a la que confiar nuestras espaldas. Nos mostrará el camino hasta llegar a la frontera, y después nos servirá como fuerza bruta y protección en el resto del viaje.

Nuestra primera jornada de viaje, nos llevo hasta la aldea de Durak, donde conocimos a sus padres y descansamos, despidiéndonos ya de las comodidades de nuestros hogares.

Los días siguientes, hasta llegar a la frontera, transcurrieron sin mayor relevancia, cruzándonos con soldados, mercaderes y campesinos, que cuanto más nos acercábamos a las fronteras más se iba reduciendo su número.

Pocas jornadas después de salir del pueblo de Durak, llegamos al Lago de Argia. El cual cruzamos, y así llegamos a Manya.

Tras llegar a Manya comenzaron los problemas, y la misión comenzó a complicarse. Unos guardias del General Artinton, regente de Manya, nos informaron de que el país estaba en una Guerra Civil, y que era muy peligroso llegar a cualquier lugar. Nos comentaron que los insurrectos, habían tomado el control de varias fortalezas y que asaltaban a cuantos veían pasar. Los caminos aunque peligrosos eran algo más tranquilos, y según ellos estaban protegidos por la guardia del país. Les comentamos que iríamos hacia el sur, hacia su capital, para intentar hablar con el General Artinton, y además de llamarnos locos, nos informaron que sería muy complicado siquiera acercarse a la Capital. Así decidimos emprender cuanto antes el camino y dirigirnos a Valle Hondo, la ciudad más cercana a Fuerte Dragón, Capital de Manya.

Continuamos por el camino del sur pensando que sería lo más seguro, pero tras un par de jornadas de viaje, nos encontramos con una mujer, una rastreadora.
La joven se llamaba Sebnem y nos comentó que ella y sus compañeros habían sido asaltados por la guardia del país, sus compañeros habían sido asesinados, y ella se había librado a duras penas. Nos contó que llevaba varios días observando la zona y la situación del país, y que tanto la guardia, como los insurgentes, atacaban sin compasión a cuantos viajeros veían, saqueaban y asesinaban sin importar a quien. Nos informó que no deberíamos ir por los caminos, que el camino más seguro era ir por la frontera con Kadia, al este del país, donde las patrullas ya fueran de la guardia o de los insurgentes eran muy escasas. Y nos ofreció su compañía y guía a través de las tierras hasta llegar a nuestro destino.

Después de continuar un par de días el camino, decidí aceptar su propuesta, y seguir su ruta por la frontera, nos ralentizaría un poco, pero también sería más segura. Si el país estaba en guerra no queríamos que el nombre de Travia estuviera relacionado con ninguno de los dos bandos.

Así Sebnem, una joven atlética, con el pelo negro, no demasiado largo, vestida con una armadura de cuero marrón, y un arco a su espalda, se unió a nuestro grupo. Durante los primeros días de viaje, ella nos iba indicando el camino mientras se adelantaba para observar y que no tuviéramos sorpresas inesperadas. Tras varios días de marcha, esas sorpresas se hicieron realidad, y gracias a ella nos libramos de un encontronazo con la guardia.

Por las noches habíamos decidido hacer turnos de guardia para protegernos de posibles ataques y sorpresas poco deseadas. Durante mi turno, la pedí a Sebnem que hiciera guardia conmigo, y así conseguí hablar con ella. Me contó algo más sobre sus compañeros y el ataque que sufrieron. Parece una chica dura, que por desgracia ha visto demasiado y ahora no se fía fácilmente de la gente, pero no tengo ninguna duda de que nos ayudará y nos guiará lo mejor posible.

Un par de jornadas después, tuvimos un encuentro inesperado. Nuestro camino nos llevó hasta una grupo de gente, algo más numeroso que el nuestro, que había sido atacado y masacrado por la guardia, los cuales solo habían tenido un par de bajas durante el ataque.

Comprobamos los cadáveres, y descubrimos a un hombre moribundo que consiguió hablar unos instantes con el padre Leonard. Al parecer también era un sacerdote de Idohia, pero de otro reino, y en su último aliento de vida nos advirtió sobre un mal que había en la tierra, un mal del que tendríamos que protegernos, el cual era muy poderoso.

También encontramos a una joven comerciante, bajita y delgadita, de pelo negro, largo, con una armadura de cuero negra, a la que habían golpeado en la cabeza, y no recordaba nada de los días anteriores, pero que no tenía heridas graves. Tras ayudarla a recuperarse, y hablar con ella, nos enteramos que su nombre era Liszt.

La joven nos agradeció los cuidados, y nosotros la ofrecimos que nos acompañara, al menos hasta que llegáramos a algún lugar donde pudiera continuar su camino, si es que lo recordaba. Tras valorar sus posibilidades accedió a nuestra propuesta y así se unió al grupo.

Enterramos los cuerpos de los viajeros y de los caballeros de la guardia, y rezamos una plegaria a Idohia. Pero poco tiempo tuvimos, porque Sebnem, nos advirtió que se acercaba una patrulla. Decidimos retroceder por el camino lo más rápido posible, y montar el campamento, como si nada hubiera pasado, vestimos con ropas nobles a Liszt y la metimos en la tienda, para que no pudieran sospechar que ella había sobrevivido.

La guardia llegó tiempo después y tras hablar unos instantes con Darastrix, el cual creyeron que era un noble que estaba de viaje, con su escolta personal y su bella prometida, comprobaron que no había nadie más entre nosotros, y continuaron su camino.

Nosotros continuamos con nuestra tapadera durante toda la noche y un par de días más por si nos estaban siguiendo, y seguimos nuestro camino hasta la frontera. A la cual llegamos poco tiempo después, sin más complicaciones.

Continuara...